¡Por fin llegó el día! Se hacen eternos los días que pasan desde que elegimos nuestro cachorro de Alaskan Malamute hasta que podemos llevarlo a casa, eternos… para nosotros… para los humanos.
Desde el momento en que elegimos un cachorro: ya es nuestro, ya le ponemos nombre, ya hablamos de él, ya tiene su espacio preparado en casa… ya añoramos su ausencia… Los cachorros Tanaraq se pueden visitar cuando quieran, pero además se envían fotos y vídeos al dueño para que no se pierda ni un momento y aliviar esa espera; aunque por otro lado puede incrementar la ansiedad de achuchar físicamente al pequeñuelo… nunca se sabe.
Y por fin llega el día… Estamos preparadísimos para esta nueva etapa de nuestras vidas….. nosotros…. los humanos….
Nuestro cachorro, no. Nuestro cachorro no tiene ni idea de que ha sido elegido ni de que se le espera con tanta ansiedad; si lo supiera estaría encantado, seguro, pero no…. no comparte para nada nuestro estado de ánimo. Lleva dos meses en su casa, con su madre, sus hermanos, su tía y sus primas y de golpe y porrazo todo cambia.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que, simplemente el viaje a casa ya es toda una aventura para ellos, que además viven en solitario, así que suelen llegar sobretodo agotados, pero también algo tímidos o asustados.
Cuando Oso llegó hace 12 años, se pasó de esta guisa un buen rato cuando llegó a casa… por un momento pensamos que nos habían dado el cambiazo de cachorro por peluche.
Y otro buen rato en la siguiente fase:
En este primer momento nuestro cachorro necesita descansar y sentirse seguro, unos prefieren estar solos, otros agradecen los mimos reconfortantes… hay que tener paciencia para que la actividad que demostraba en los vídeos, con sus hermanos, en su entorno seguro, se vaya manifestando a medida que esté más descansado y se vaya sintiendo más seguro.
Ya en casa, llegó el mágico momento de conocer a quien ya se quiere.
Compañeros por muchos años.